La ciencia del Engaño (o como llegar a los medios y pasar como experto en pandemias)

Estos últimas días ha surgido un debate interesante en Twitter, sobre la ciencia, su utilidad y divulgación, así como quién puede calificarse o no como científico. Aquí algunas breves idea, a modo de ensayo y error, a partir de la observación participante de las diversas posiciones encontradas.

Paralelamente a la profundización de la pandemia, la ciencia y sus implicancias en la toma de decisiones estatales emergió como un tema a tener en cuenta en la discusión pública, avalada por medios y periodistas interesados en obtener respuestas a las preocupaciones en torno al crecimiento exponencial de los contagios y muertes por Coronavirus. En términos prácticos, pudimos ver la aparición de múltiples personajes que, a partir de su supuesta cientificidad, tenían algo que decir sobre la respuesta del Estado en materia sanitaria.

Esta necesidad de información no cubierta obligó a decisores políticos y comunicadores, a buscar a expertos que pudieran clarificar el escenario y orientar las acciones a seguir. Este caldo de cultivo, nunca mejor escrito, sirvió para que charlatanes y profesionales de diversas ramas, no necesariamente científicas en su método y resultados, fuera ungidos como expertos científicos en el control de epidemias. Curiosamente estos personajes, gestores de estadísticas y profesores de matemáticas entre otros, blandían como la piedra filosofal de su aporte a la recolección y presentación del dato. Sin más, porque como todos sabemos, el dato estadístico no miente, ya sabes. El dato estadístico es Dios y cualquiera que ose contradecirlo es un hereje amante de la ivermectina.

Presentar datos de manera ordenada impresionó de tal modo a propios y extraños, algo común en cualquier disciplina del conocimiento que se precie de serlo dicho sea de paso, tanto así que fueron colocados en un lugar preponderante frente a otros expertos con conocimientos y experiencia mucho más cercana al tema, incluso llegando a proponer directamente soluciones que no tomaban en cuenta el contexto de su aplicación* ni la utilidad real. Pero no nos confundamos, no queremos aquí disminuir la importancia de los datos, por el contrario, es c de común acuerdo que la data ordenada y sistematizada es un primer nivel de evidencia clave para la toma de decisiones, especialmente en políticas públicas. Sin embargo, de no analizarse de la manera adecuada ni construirse conocimiento al interrelacionarse con otras variables, quedan solamente en medios contaminantes (perdón por la broma involuntaria). Aquí se encuentra el error y la principal causa de lo dañino de estos personajes para la comprensión de la problemática en torno al enfrentamiento de la pandemia. El caso del profesor de matemáticas youtuber, con presencia sostenidas en medios de comunicación y respondiendo preguntas de cómo enfrentar la pandemia, es el mejor ejemplo para entender la superficialidad asumida por los medios de comunicación frente a a emergencia nacional y global.

En otras sociedades se conformaron equipos multidisciplinarios de científicos de toda índole, incluyendo las sociales**, para generar respuestas que abordaran las diversas caras que presenta nuestro más reciente fenómeno sanitario global. De haberlo hecho de este modo, y no quedarnos solamente en gráficos y propuestas efectistas, quizás se hubiera podido afrontar de mejor medida el impacto de las primera y segunda ola. La pandemia es un evento con múltiples características y consecuencias, y en dicha medida debería enfrentarse.

Las ciencias pueden aportar a la mejora de las condiciones de la población, no solo las vinculadas al estudio de salud física y mental, sino también a todos los aspectos que involucran la vida cotidiana y sus relaciones. Los seres humanos existimos a través de las interrelaciones sociales, la educación, la economía, los medios de comunicación, la tecnología, la política, etc., y cada uno de estos aspectos fueron afectados por el cambio social producto de la expansión de la pandemia, por lo que deberían ser igualmente atendidos. Sin embargo, para ello deberíamos compartir a nivel general qué es ser científico y quienes lo son, pero como hemos podido leer en discusiones sostenidas en Twitter en estos días, varios comunicadores que cumplen el rol de ser los principales intermediarios y articuladores entre las comunidades científicas y la sociedad, no tienen claro quién es quién ni tampoco qué es la ciencia. Lo ideal sería construir hacia adelante, pero para ello muchos de los intermediarios deberían tener claras sus definiciones.

Tampoco ayuda que algunas personas que estudian una ciencia o practican el método científico se crean habitantes privilegiados del Olimpo, pero eso es para otro post.


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* La propuesta del tracking personal a través de los celulares para rastrear a los contagiados en una sociedad desestructurada y sumamente informal como la peruana por suerte nunca se aceptó. Eso habría significado un gasto importante para el Estado que solo favorecería a privados, sin ningún valor público.

**Sí, las ciencias sociales son también ciencias. desde Saint Simon. Dale una leidita, no te hará daño y quizás te vuelva mejor persona.

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